MARÍA
Viernes, 14 abril 13 horas
DÍA
DEL ARREPENTIMIENTO
Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Hijos
bien amados, rindo Gracia a vuestra presencia, dondequiera que estéis de la
Tierra. Sois muchos los que habéis respondido a mi llamada en este viernes,
llamado “santo”, que yo denominé ayer, “Día del arrepentimiento”. Me dirijo a
vosotros en estos instantes para aportaros y confortaros en mi protección con
el Manto Azul de la Gracia, no para evitar cualquier peligro sino para animaros
a mirar dentro de vosotros, más que nunca.
En este momento tan especial de la historia de la
Tierra, no os angustiéis por lo que se desarrollará en los días que vienen a
vosotros. Recordad, como os dijo el Arcángel Mikaël hace pocos días, que es
justamente en estos momentos tan particulares, cuando es preciso ahondar más
profundamente en vuestro ser para encontrar allí la presencia de mi divino Hijo
y no ser afectados, de ninguna forma, por la pantalla de vuestro mundo. No
olvidéis que mi Llamada está a vuestra puerta y todos los signos del Cielo y de
la Tierra se muestran ante vosotros y en vosotros, de la misma forma,
invitándoos a ir más allá de las apariencias, más allá de los juegos sórdidos
de este mundo para instalaros definitivamente en la Gracia y en la evidencia de
vuestra Eternidad.
En estos tiempos peligrosos, debe ser celebrada en
el interior de vosotros, una gran alegría. En este fin de semana,
especialmente, os invito a no dejaros perturbar por los acontecimientos que se
precipitan en la superficie de vuestro mundo. Ellos no representan más que la
completa revelación de vuestra divinidad. Sea cuales sean los problemas de
vuestro cuerpo, como en el cuerpo de la Tierra, ningún elemento puede perturbar
lo que sois, y es precisamente en esta confrontación, cuando llegará a grandes
pasos, lo que se encuentra en vosotros, la Verdad que no pasará nunca.
Sé, como os decía, que hoy sois muchos los que
estáis alineados con el ser eterno, con la Luz verdadera y es en este estado,
cuando las vicisitudes de este mundo no pueden tocar nada de vuestra Eternidad.
Recordad que vuestra presencia en vuestro templo, en vuestro Corazón, es
esencial para permitiros, a vosotros como a todos mis hijos, de no ser
desestabilizados ni afectados por el curso de la historia de esta revelación
que toca a su fin. Existe en vosotros, muchas razones para ver la Verdad y no
las imágenes de este mundo. Sea cual sea vuestro dolor, recordad que eso es
pasajero y os prometo precisamente la vuelta a vuestra Eternidad, os prometo
vuestra Resurrección, como lo ha hecho mi Hijo al tercer día de su crucifixión.
Los que dirigen todavía, por poco tiempo, los
asuntos de este mundo, han decidido, con firmeza, no escuchar mi presencia, no
escuchar los signos de los cielos que sí son perfectamente conocidos por ellos,
para contrarrestar, de manera muy ilusoria y detestable, lo que ellos creen
poder evitar: el regreso de la Luz.
Cuento con cada uno de vosotros para que os
establezcáis en la Eternidad y en la Verdad donde todo es Amor y Luz y donde
ninguna sombra puede subsistir para hacer ver claramente la diferencia entre
vuestra verdad interior y la escena de este mundo que toca a su resolución
final.
Como os hemos dicho, toda la Confederación
Intergaláctica está lista para acogeros, para apoyaros, sean cuales sean los
eventos de este mundo. “Velad y orad”, toma hoy todo su sentido, no para saber
algo de lo efímero, sino para estableceros en la Eternidad y en la Verdad.
En vuestro ser interior, nada puede ser afectado
realmente. Así que he venido a invitaros en este día, y volveré si es
necesario, en el momento que sea, para consolidar lo que estáis descubriendo en
vosotros, que os aleja definitivamente de las manipulaciones y de los horrores
de los que piensan poder influir sobre el retorno de la Luz -vosotros sabéis
que no es así.
Muchos de vosotros ya habéis vivido lo que fue
anunciado en los primeros días del mes de abril; yo sé que muchos de mis hijos
no han sido tocados, desgraciadamente, por la Gracia del Sol. Como os dije,
quizá sabéis, si habéis observado lo que sucede en el Sol, que muchos
acontecimientos van a producirse durante el fin de semana pascual. Recordad la
historia de mi Hijo, poniendo su Espíritu entre las manos del Padre, entre las
manos de la Fuente y de la Luz que sois, y nada podrá afectaros. Al contrario,
yo diría que cuanto más aumente el ruido y el desorden de este mundo, más
creceréis en fuerza interior y en verdad, hoy más que nunca.
Las Radiaciones Arcangélicas están ahí para
apoyaros, para estableceros, para mostraros vuestra verdad. No os dejéis
desviar o seducir por el miedo o por cualquier suceso histórico que se lleve a
cabo en la superficie de este mundo. Estad en Paz, id en Paz; esto no
representa más que las últimas convulsiones de las fuerzas opuestas a la Luz
que no tienen poder alguno.
Solo vuestro Corazón puede suavizaros y mostraros lo
que es verdadero. Nada de lo que aparezca ante vuestros ojos, nada de lo que se
va a desarrollar en muy pocas horas, puede afectar vuestra Eternidad. No os
pido más, que seáis vosotros mismos, no en la apariencia del personaje con el
que habéis jugado hasta ahora, sino realmente en la Verdad Eterna. Mi Hijo os
decía que no erais de este mundo pero que estabais en este mundo; hoy eso va a
tomar su lugar, y de vuestra elección, de vuestro emplazamiento de conciencia,
resultará lo que debe ser para cada uno de vosotros.
Mi Manto Azul de la Gracia os ha cubierto ya en
ciertos momentos de las semanas que acaban de pasar. En estos pocos días, eso
va a reforzarse gradualmente a medida que la escena del mundo sea devastada.
Encontraréis en vuestro ser, la última Verdad, si no es un hecho todavía. Esto
se os ha prometido y asegurado porque es obvio; no puede ser de otra manera.
Los que piensan todavía controlar el mundo, saben
perfectamente lo que ocurre, por lo que han ideado contrarrestar cualquier
Evidencia que se instale. Tratan de conduciros a través del miedo a algo
distinto de lo que sois, a algo distinto del Amor. Más que nunca, las palabras
del Comendador: “el miedo o el Amor”, deben imprimirse en vosotros y se
manifestarán a vosotros, aportándoos a cada minuto de vuestra vida, en estos
tiempos tan especiales, la oportunidad de reorientaros, de alinearos y de
encontraros en un estado permanente de felicidad, de Paz y de Amor que viene a
apaciguar a vuestros hermanos y hermanas que no han recibido todavía la
iluminación de mi Llamada.
Ningún elemento de vuestro mundo exterior podrá
mantenerse; solo podrá vuestro corazón. Velad y orad tanto solos, como en
grupo; no hay diferencia. Cada hora que pasa a partir del momento en que os
hablo ahora, verá cumplirse muchas profecías, que han sido dadas tanto a los
hijos que me han seguido como a los hijos que me ignoran todavía y que por
tanto no han encontrado la verdad, independientemente de su cultura, de sus
tradiciones, de su religión. Ha llegado el
momento de cantar el gloria de la Resurrección.
No existe más que un lapso de tiempo muy corto,
entre los eventos que están teniendo lugar ahora y mi Llamada. Os invito a la
mayor firmeza interior, a liberar todo lo que cerca vuestro Corazón que sea
efímero, que es pasajero no para desviaros de vuestros hermanos y hermanas, no
para ignorar los lazos familiares o lo que todavía os une a este mundo, sino
para ver su fatuidad, su inutilidad porque solo colocándoos en el corazón del
Corazón podréis aportar lo que tenéis que aportan al mundo y a vuestros seres
cercanos.
Solo vuestra Luz, pondrá fin a las dudas y los
miedos de los que os rodean; las palabras no serán de ninguna ayuda. No hay
nadie que prevenir, nada que informar, sino justamente probaros a vosotros
mismos en los acontecimientos de este mundo y en vuestra interioridad. Os
daréis cuenta, además, que a medida que se despliega toda la escena final, ante
vuestros ojos, el Fuego Ígneo de vuestro Corazón, de vuestra Presencia, se
intensificará desde el instante en que aceptéis no jugar el juego del miedo, el
juego del sufrimiento. Es ahí donde reside vuestra fuerza ahora.
Las certezas de vuestro mundo exterior van a
desaparecer, unas después de otras en un período de tiempo extremadamente
corto. No quedará más que la verdad del corazón, mi Manto Azul de la Gracia y
vuestro acceso cada vez más patente, a las realidades multidimensionales
libres. En ese momento viviréis la Ascensión de vuestro cuerpo; eso lo vivís
muchos de vosotros y se vivirá con más frecuencia, incluso fuera de las
Radiaciones Arcangélicas y de la Confederación Intergaláctica.
Recordad estas palabras porque ellas serán el
salvoconducto, vuestra guía para orientaros al corazón y no estar preocupados
ni afectados. Paradójicamente la Alegría va a crecer en vuestro interior y
comprenderéis muy rápidamente que no es una paradoja, sino que es la Ascensión
misma que se desarrolla según vuestra forma, según vuestra asignación, según
vuestra fe y vuestra esperanza, quiero decir.
El Día del Arrepentimiento, quizá lo sabéis,
frecuentemente ha sido ilustrado en la historia de este mundo por el período de
Pentecostés. Hoy, eso es diferente en este año y se reproduce en el período
pascual (semana santa) donde hay una concordancia total en las diferentes
religiones, en este período, en el que celebran no los mismos eventos sino la
misma conciencia, el tiempo de volver a casa cruzando el desierto, la
Crucifixión y la Resurrección; todo en el mismo tiempo y en la misma verdad.
Solo vuestro punto de vista y el emplazamiento de vuestra conciencia, os hará
sonreír o llorar; recordad eso ahora, a cada minuto.
Por supuesto trataré de informaros, lo más posible,
acerca de la progresión de vuestra Luz, de vuestra Eternidad. Incluso en el
silencio de este fin de semana pascual, vuestro corazón está vivo, vuestro
corazón no pide más que una cosa, apoderarse de todo lo que constituye vuestro
efímero en vuestras penas y alegrías, para transmutarlas definitivamente en la
verdad de vuestro Corazón. El Manto Azul de la gracia, en este fin de semana,
va a manifestarse cada vez más a menudo desde el instante en que volváis
vuestra mirada a lo esencial y no al escenario de la historia que no tiene
ninguna importancia en relación con vuestra Eternidad. Es eso lo que
descubriréis en ese momento, si no es ya un hecho, con una certeza cada vez más
grande.
Me he acercado, en estos días que acaban de pasar,
de manera más visible a muchos de vosotros, para consolaros y apoyaros en
vosotros mismos.
La mecánica solar, la mecánica celeste, la mecánica
de la Tierra están funcionando y desarrollándose en condiciones óptimas, así
que no os dejéis turbar por los que rechazan el Amor y los que rechazan la Paz.
La Paz eterna no tiene que ser conquistada, solo ser experimentada y vivida en
vuestro templo interior. Encontraréis allí todos los recursos que os son
útiles; no os preocupéis de nada más. Llegue lo que llegue a vuestros oídos, a
vuestros ojos, no os dejéis turbar ni desestabilizar. Al contrario, afirmaos en
vuestra sed de Eternidad, afirmaos en la verdad de vuestra Eternidad, en la
verdad del Amor y os demostraréis a vosotros mismos, niegue lo que niegue
vuestro personaje, la verdad eterna de vuestra Resurrección y de vuestra
Ascensión.
Os invito ya desde ahora, a deponer las armas de
vuestras protecciones, de vuestros miedos, las armas de la duda que no
representan ningún poder frente al Fuego Ígneo del Corazón que va a
establecerse en unas horas sobre la Tierra. Haced lo que tengáis que hacer, pero
sobre todo tened sed de lo que sois, ahora permanentemente. No dudéis de nada;
solo tenéis que atravesar la historia de este mundo en este período.
He venido simplemente a animaros y también a deciros
que realmente todo está cumplido y todo acontece en este mismo momento, en
estas horas y en estos días. Por supuesto, y como había sido anunciado, nadie
conoce la fecha, pero existen muchas señales, muchos aniversarios este fin de
mes de abril y, sobre todo, en el mes de mayo que orientarán no hacia una certeza,
sino hacia una evidencia que os llevará, siempre más, a deshaceros de lo que os
estorba de lo que puede todavía obstruir vuestra lucidez. Tenéis fe; tenéis
confianza. La Luz va a llamaros, no para castigar a nadie sino para invitaros a
desprenderos definitivamente de lo que os estorba.
No os preocupéis por vuestro cuerpo, no tengáis
miedo de lo que sois, no tengáis miedo por vuestros hermanos y hermanas,
dondequiera que estén en la superficie de este planeta, porque sabéis y lo
descubriréis en el interior, si no está hecho, que cada elemento está en su
justo lugar y que ahora es el momento para los que han elegido la sombra de ver
lo que son realmente y lo que han rechazado ser.
Toda la Confederación Intergaláctica está alineada y
reza con vosotros, no para otorgar cualquier petición sino para confirmar la
Verdad mientras la Ilusión de este mundo toca al fin de su apogeo.
…Silencio…
Os he dicho que trataré de hacer un punto con
vosotros, no sobre el escenario de este mundo que os es conocido, porque una
vez anunciadas todas las profecías, esto se desarrollará en un tiempo muy corto,
y de manera simultánea, digamos. Entonces, no os inquietéis por la intensidad
de los desórdenes; ellos no son nada frente a vuestra eternidad, ellos no
representan más que algo que se muere y que se aleja de vosotros con gran
rapidez. Sea cual sea el Fuego que se manifieste a vuestra conciencia en la
superficie de la Tierra, no son más que la expresión del Fuego Ígneo en
cualquier apariencia o en cualquier desorden para hacer sitio para mi Llamada
que se acerca ahora, cada día y cada hora.
Como sabéis, el anuncio de Hercóbulus es inminente,
su visibilidad también; por eso, aquellos que se oponen a la Luz, por miedo,
juegan de alguna manera sus últimas bazas y lanzan sus últimas cartas.
No os preocupéis, vosotros sois la Verdad, el Camino
y la Vida Eterna que es la que toma conciencia en vosotros. Para aquellos que
tengan todavía dudas, miedos, sufrimientos, vinculados a vuestro cuerpo,
vinculados a los seres cercanos, debido a una falta de claridad de la Verdad,
es precisamente la Verdad la que os aclara en este mismo momento y os muestra
los últimos obstáculos en vosotros o en este mundo que están siendo sacudidos
en sus cimientos. No insistiré sobre esto; esto es pasajero y pasará
rápidamente hasta el lunes.
Os invito al Amor, os invito a amar sin que os
ocupéis de nada más. Los mismos eventos de este mundo, no podrán más que
reforzaros en esto e incitaros siempre más a ser la Verdad. Ninguna resistencia
puede mantenerse ante la Verdad. Ya sea una resistencia de vuestro cuerpo, ya
sea una resistencia de vuestra conciencia efímera que no ha sido vista, eso se
trasciende en este mismo momento.
…Silencio…
Nunca hemos estado tan cerca de vosotros; vosotros
no habéis estado nunca más cerca de vosotros mismos, en vuestra Eternidad. Así
que me dirijo a cada uno de vosotros, por las palabras, por los signos, por mi
Presencia, por el Silencio de vuestro Corazón, por el Fuego Ígneo; os toco en
este mismo momento, estéis donde estéis. Esta no es mi Llamada, es la certeza
de mi Presencia y del desarrollo perfecto de la finalización de la historia de
este mundo. Es vuestra Resurrección y es vuestra Ascensión; es vuestro
renacimiento en la Eternidad lo que se juega en este mismo momento, antes
incluso de la Llamada y antes de la visibilidad de los signos celestes. Aprovechad,
por tanto, todo lo que pueda molestar, no para saber sino para ver claramente
sin falsedades y si evasivas.
Ha llegado el momento de manifestar la Eternidad, la
Alegría Eterna. Es así como serviréis a toda la creación, a todo el mundo; es
así como asistiréis a la Ascensión de la Tierra en este mismo momento.
Amaos los unos a los otros, hagan lo que hagan y
hagáis lo que hagáis. Ignorad los gritos de vuestro personaje y, sobre todo,
perdonad, porque perdonando, os liberáis, tanto vosotros como el otro, de todas
las ataduras, de toda historia. Sed justos y sinceros en cada circunstancia.
No olvidéis, sobre todo, desde que el Fuego Ígneo os
toque, beber mucho, permanecer tranquilos, permanecer en vuestro Corazón,
porque todos nosotros estamos ahí, en vuestro Corazón, en ese fuego de alegría.
Sean los que sean los fuegos de este mundo, no son más que una parodia, no son
más que un intento desesperado de encadenaros a los mundos de la Ilusión y,
vosotros sabéis muy bien, que eso no es posible, que eso no puede durar. Sea
cual sea vuestra instalación en la comodidad de esta vida, sabéis que no es la
Verdad, es lo que tenéis que ver quizá todavía, pero es lo que vais a ver o
vivir; estad seguros que nosotros estamos ahí, en vuestro Corazón; que mi Manto
Azul está a vuestra disposición ahora; que el Fuego de vuestro Corazón se
activará desde el instante en que vosotros mismos os coloquéis en vuestro
Corazón, haciendo caso omiso de vuestro cuerpo y de todo lo efímero,
permitiendo entonces, asumir mejor, superar mejor, vivir mejor con toda
libertad. Todo esto será verdad en unas horas y será a partir de ahora, cada
vez más cierto.
Os agradezco vuestra escucha, os agradezco vuestras
plegarias, os agradezco vuestra sinceridad y rindo gracia a vuestra Eternidad. Entonces,
bendigo a cada uno de vosotros en este instante solemne para que vuestro traje
de Luz, vuestro cuerpo de Êtreté esté ante vosotros y os muestre la inefable
verdad de vuestra Resurrección.
Os bendigo en este instante, os bendigo en cada
minuto desde que os habéis vuelto hacia mí; os bendigo en cada circunstancia
que vuestro efímero, os refugio a todos bajo mi Manto Azul, os refugio a todos
en mi Corazón como me acogéis en vuestro Corazón y como acogéis a cada uno de
vuestros hermanos y hermanas, como cada uno de vosotros, que juega quizá los
juegos confusos, ignorando la Luz. Decid como mi Hijo: “Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen”, pero vosotros lo sabéis porque lo vivís.
Os amo y os bendigo. Que mis palabras sean un
consuelo en este fin de semana pascual, en este Día de Arrepentimiento. Es un
paso importante que se da para mostrar que no hay nada más que hacer que estar
donde estáis tanto en vuestra vida como en vuestro Corazón.
Os amo. Saludo a cada uno de mis hijos, sin diferencia entre
el que juega el juego de lo efímero y el que se instala en su Eternidad, porque
veo más allá de toda apariencia, y os invito a hacerlo. No hay otro enemigo que
la ilusión, no hay otro enemigo que lo pasajero que pasa ahora cada vez más
rápido.
Detendré mis palabras y volveré tan a menudo como
sea necesario (como he dicho), pero os haré saber el día de mi intervención
para que estéis todos, en el momento de la intervención, presentes a vosotros
mismos, presentes a la Luz. Y os digo, hasta muy pronto, incluso antes de mi
Llamada si es necesario.
Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra y os
corono de Gracia.
En la Verdad, honro vuestra presencia y os digo hasta
muy pronto.
***