LA
RESURRECCIÓN
Mayo
de 2016
(Esta canalización
forma parte de un conjunto de canalizaciones que acompañarán nuestra
Resurrección en este mes de mayo).
Soy María, Reina de los
Cielos y la Tierra. Saludos y Amor a cada uno de vosotros, dondequiera que
estéis. Mi presencia está con vosotros. En los albores de este mes de mayo,
vuelvo a inundaros de Gracia, Amor y Verdad.
Hoy, lo importante no
es lo que os diga, sino mi Presencia más íntima, en vuestra intimidad. Vengo a
apoyaros, a vosotros, hijos del Único, Semillas de Estrellas, Corazones
vibrantes, en los últimos pasos dentro de la dualidad. En este momento en que todas las señales
reveladas por cada uno de los profetas de la Tierra, están ante vuestros ojos y
se viven en vosotros, vengo a apoyaros con mi Amor de madre en la verdad de
vuestra Eternidad. Vengo, si queréis, a aligerar vuestros últimos pesos,
vuestras últimas resistencias, vuestras últimas dudas.
En el comienzo de este
mes de mayo, más que nunca, se os ofrece comulgar con vuestra verdad que es
vuestra. Estaré presente en cada llamada, en cada momento; si vuestra
conciencia se vuelve hacia el cielo, entonces seré vuestra tierra, vuestro
cuerpo. Ahora que todos los Elementos laten, al unísono, la llamada de la
Verdad, el tiempo de la revelación, yo estoy a vuestra puerta, estoy en
vosotros y con vosotros. Vengo a despertar lo que debe ser, siempre que os
confiéis a vuestra Eternidad.
En estos momentos en
los que nada puede estar oculto en la faz de la Tierra, es el tiempo también de
no esconderos de vosotros mismos o a vosotros mismos. Es hora de dejar detrás
de vosotros, lo que está muerto, es hora de reencontraros en vuestra totalidad
y en vuestra unicidad.
Cuando los signos del
Cielo y de la Tierra, entren en su paroxismo y en su intensidad, cuando el
fuego vital y el Fuego Vibral se combinen en el Espíritu, el Espíritu de la
Verdad -que despeja vuestros ojos y abre de par en par vuestro corazón-, viviréis
la Gracia, pero se requiere de vosotros el perdón, el perdón de todo lo que
habéis atribuido a las circunstancias o a vosotros mismos. Al recubriros con mi
Manto, como he tenido ocasión de hacerlo en numerosas ocasiones, vengo a
consolidar vuestra propia revelación.
El tiempo de la
Resurrección acaba ahora, permitiendo en un nuevo día y en el comienzo de un
nuevo mes, lograr la Libertad que viviréis, la que habéis diseñado y se crea
ahora, la que os llevará a vuestro Corazón donde todo es respuesta, donde la
Evidencia no sufre ni dificultad, ni resistencia.
Mi Presencia viene a pediros,
antes que os nombre y os llame, que viváis la Paz. Os invito también, como os
dijeron los Ancianos, a dejar florecer la rosa de vuestro corazón. Os llamo a
la comunión perpetua; a vivir de manera lúcida y plena, la Nueva Eucaristía, la
del Espíritu, la de la Libertad y la Verdad.
Cada uno de vosotros os
daréis cuenta que, a vuestra manera, os es posible instalaros en el Silencio,
en la paz, en cualquier aspecto y en cualquier situación en la que tengáis que
vivir, por la gracia de la Inteligencia de la Luz. Apoyados, os recuerdo, por
el Coro de los Ángeles y por el Espíritu del Sol, así como por todos los planos
de la Luz Una, estáis invitados al verdadero despertar, aquel que nada tiene
que ver con las circunstancias de lo efímero. Este despertar es vuestro último
despertar, si puedo hablar así, el que os conduce a la Alegría inefable, para
cada uno de mis hijos, más allá de la función aparente de este mundo, donde
tenéis vuestros pies.
Vengo también a
invitaros y a recordaros, que la Gracia es Evidencia, que no requiere esfuerzo,
que está en superabundancia desde el instante en que no retengáis nada, no
resistáis nada. Vuestra Resurrección, ilustrada por el modelo de mi Hijo, os
lleva hoy (como han explicado los Ancianos), al sacrificio más noble, más puro,
en el que sólo hay Evidencia de la verdadera Vida, Evidencia de la Alegría y
manifestación de la Paz.
Vengo a pediros
también, si no está hecho, que verifiquéis por vosotros mismos que todo está
dentro de vosotros, que ninguno podéis estar separados de ningún otro ser, en
la Libertad y en el Amor.
Ya no es tiempo de
discursos, sino de nutrir la llama eterna de vuestra Presencia.
Vengo también a ayudaros,
si me llamáis, no solo para sanar las condiciones de este mundo o de este
cuerpo, sino para dejar que vuestro corazón aparezca totalmente, emanando e
irradiando espontáneamente, el canto de la Resurrección, el del Amor
incondicionado donde el Fuego Ígneo, el Coro de los Ángeles, el Espíritu del
Sol, todas nuestras Presencias y vuestras Presencias de este mundo, se
resuelvan en vosotros poniendo fin a las apariencias de separación que
prevalecen todavía en algunos de vosotros o en ciertos aspectos de vuestra
vida. Estos son también los momentos en que el llamado: “Desconocido” o
“Absoluto”, se convierte en lo único conocido y soportable.
El Comendador de los
Ancianos os ha mencionado con frecuencia, el “miedo” o el “amor”. Ahora no
puede quedar nada de miedo, en cada uno de mis hijos, ninguna dificultad puede
surgir ante la intensidad de la Luz, ante la intensidad y nitidez de vuestra
conciencia.
Es hora de dejar que se
muestre vuestra sed de cielo, vuestra sed de Libertad, vuestra sed de Verdad y
de Amor, que os permitirá trascender, si es necesario, antes incluso de mi
Llamada, vuestros límites corporales, los límites de todas vuestras estructuras
sutiles y que dejará aparecer la gloria de la Resurrección y de vuestro
sacrificio.
Más que nunca, allí
donde miréis, tanto en el interior de vosotros como en la ilusión de este
mundo, el Amor llena y llenará cada vez más, todo lo que os pueda aparecer en
cualquier elemento. El Amor es un bálsamo, el Amor es la llave, pero ahora
descubriréis, sobre todo, que el Amor es la Verdad; no solo la que os une en
los lazos de lo efímero, sino el Amor que existe y que está presente desde la
Eternidad. Cuanto más aceptéis a vuestro corazón y a vuestra Eternidad, más Paz
habrá, allí donde no podrá surgir ninguna cuestión, ninguna oposición.
Está brotando una nueva
intimidad entre vosotros y yo, a través del Canal Marial, en vuestro corazón o
en vuestra conciencia pura. Desprovista de cualquier ornamento de este mundo,
yo soy la Evidencia del Amor, la Evidencia de nuestra filiación de Libertad.
Como os han dicho los
Ancianos, mis hermanas Estrellas, ¿habéis renunciado a los placeres de la
ilusión, a los placeres de lo efímero?, ¿habéis considerado lo que emerge en
vosotros, no para juzgar sino para pesar y sopesar lo que es ligero y lo que es
pesado, lo que queda aún para liberaros, así como lo que cree la persona?
Vengo también a
invitaros a lo que podríais llamar, en los tiempos más antiguos, “vivir la
oración perpetua”, donde en cada soplo de vuestra vida y en cada uno de
vuestros pasos en la tierra, sea saciada la sed de Luz por ella misma, por
vuestro corazón y por vosotros mismos, haciéndoos vivir la beatitud, la paz o
la desaparición.
Independientemente de las
estructuras efímeras que vibran en vuestro cuerpo, de los caminos que habéis
recorrido y tomado, de vuestra situación, de vuestra edad, todos vosotros
lograréis la Libertad, aquella que no puede estar condicionada a ninguna
historia, ni siquiera a la que hemos desarrollado en vosotros desde el primer
derramamiento del Espíritu Santo, hace más de treinta años.
La inteligencia de la
Luz os invita más y más a vuestra Resurrección y a vuestra Libertad. Muchos de
vosotros, mis hijos, habéis vivido ya mi Llamada, en los momentos en que la
Eternidad ha tomado todo el lugar, dentro de vuestro efímero. Muchos de
vosotros habéis aceptado encarnar totalmente la Luz de la Eternidad. Hace
algunos años, fuisteis llamados, los “ancladores de Luz”, los “sembradores de
Luz”, las “Semillas de Estrellas”. Hoy, cada uno de vosotros sois una Estrella
que no tiene necesariamente ni forma, ni atribución, pero que se contenta con
ser Estrella más allá de toda cuestión o de toda duda.
Recordad que la Verdad
es simple, es humilde.
En la escena del
espectáculo de este mundo, para aquellos de vosotros que observáis lo que
ocurre aquí, así como en la escena de vuestro cuerpo y vuestra conciencia, si
os fijáis con atención, veréis lo mismo: “la actualización de la Luz y de la
Gracia, el final del engaño, el final del miedo”. Aunque pueda quedar algo de
ello en vosotros, como en lo que observáis en la superficie de este mundo, los
elementos que aparezcan como opuestos a eso, no existen. Son sólo espacios de
resolución que no os atañe juzgarlos, condenarlos o etiquetarlos en relación
con lo conocido.
Cuando os digo que lo
Desconocido, se vuelve conocido, aludo por supuesto al Juramento y a la
Promesa, así como a mi Llamada, que surgirá de forma colectiva, no importa en
qué momento, ahora. No volveré sobre las señales anunciadoras que ya conocéis.
Están presentes por todas partes y en muchas zonas de este mundo, en los
planetas de este sistema solar, en vuestro sol y en vuestros cielos. Incluso lo
que aparece en vosotros y fuera de vosotros como violento o resistente, no es
más que un espacio de solución y resolución, donde el Amor ya no puede ser
asfixiado o reprimido.
Por tanto, sí; vengo a
invitaros a la lucidez hacia vosotros mismos, hacia el final de lo que está
muerto y hacia el principio de lo que ha renacido en Eternidad. En esta
trasparencia de vosotros mismos, frente a frente, con lo efímero de este mundo,
es donde emerge y entra en manifestación la Eternidad.
Hijos de la ley del
Uno, hoy, a muchos de vosotros la dualidad os aparece como fútil y superflua,
llevándoos a instalar cada vez más, el sentimiento de la Unidad y la
experiencia de la Unidad donde no se necesita nada más; os bastáis a vosotros
mismos en vuestra conciencia eterna.
Como decía, los tiempos
de los profetas toman realidad ante vuestros ojos, haciéndoos ver en las
miradas al interior como al exterior, este último combate, que no es un combate
entre vosotros y algo, sino más bien, la estabilidad y la fiabilidad de la Luz
en vuestro cuerpo, en vuestra conciencia y en este mundo.
Los acontecimientos que
suceden en la superficie de la Tierra, sólo son para favorecer la Inteligencia
de la Luz, el estado de Gracia. Para algunos de vosotros, los dolores del
parto, han comenzado; es el alumbramiento de vosotros mismos liberados de toda
apariencia, de todo peso, de toda forma y de todo vínculo a lo efímero.
Durante este mes de
mayo, se os ofrece lo que es preciso vivir, con una lucidez mayor y más
intensa, vuestra Eternidad. Es también, durante estos momentos especiales,
cuando aparece vuestra capacidad mayor y más nítida para ser lo que sois. Sean
cuales sean vuestros ideales, lo que concebís como libertad en vuestra alma o
en vuestro Espíritu, eso se concreta en vosotros y en este mundo, lo que os
llevará, siempre más, a salir de las historias, de los conflictos y de lo que
pueda resistir dentro y fuera, para conducir vuestra conciencia, siempre más,
hacia la Libertad; ahí donde sólo se puede confiar en la Libertad.
El Espíritu de la
Verdad, el Espíritu de la pureza, os revelan su belleza y su evidencia,
especialmente, si dejáis pasar lo que vuelve y remonta desde lo efímero,
dirigiéndoos a un espacio donde habéis adquirido mi Presencia, donde no hay ni
sufrimiento, ni dudas, ni cuestionamientos. Habéis llegado a un momento en que
no hay nada que preparar, no hay nada que adquirir o desarrollar, sólo hay que
ser, sin condición y sin reticencia, lo que sois en verdad.
Todos mis hijos de la
Tierra y de este sistema solar, se acercan ahora a la Verdad, como nunca ha
sido el caso hasta ahora.
Habéis acogido la Luz,
la habéis dejado trabajar en vosotros y, ahora, descubrís que vosotros sois la
Luz, no dentro de lo efímero, no en las alegrías y penas de este mundo, sino
como verdad primordial. Sean cuales sean los obstáculos de vuestro cuerpo o la
renuencia persistente, os sentís bien y os sentiréis cada vez mejor, al no
haber otra posibilidad que nacer en Eternidad, que renacer en la Esencia. Todo
lo que habéis podido imaginar o controlar que ya no puede ser tenido o
controlado, concurre al Abandono último, al decir lo que mi Hijo pronunció:
“Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu”. Más allá de la historia, más allá
del símbolo y del alcance de los acontecimientos históricos de la Tierra, hay
mucha más Evidencia de la Ley del Uno donde todo es Uno, donde todo es un juego
y donde todo es Libertad, porque esta verdad no puede disminuir ni sufrir
ninguna carencia, ni problema alguno.
También os digo que
esta oración perpetua que ahora debe surgir en vosotros para ir a lo evidente,
no sólo en las llamadas de la Luz, como ha ocurrido todos estos años, sino para
ser vosotros mismos, la Luz de la Llamada. Para eso, no necesitáis palabras, ni
explicaciones, ni comprensión sólo tenéis que dejar florecer esa rosa de
vuestro corazón; todo el alimento de esa rosa, está en vosotros.
Ya me percibáis por la
vibración, por el Canal Marial o que os imaginéis en la perfección que es
vuestra, poco importa; sea cual sea el camino de aproximación a nuestra
relación, lo único que importa es vuestra conciencia pura, aquella que no está cargada
con los pesos de este mundo, aquella que no conoce ningún peso y que nunca los
ha conocido.
Os invito a superar
toda forma, todo nombre, para no estar separados en ningún acto de vuestra vida
o de vuestras relaciones.
En este momento, como
os han dicho mis hermanas Estrellas, cuando se generalizan los sonidos del
cielo y de la Tierra; ahora, cuando la Tierra vive su propio parto a su nueva
dimensión, lo mismo que cada uno de vosotros, todos vais a actualizar vuestro
programa de Libertad, lo que fue denominado hace unos años: “la Asignación
Vibral”.
En este momento del
“Cara a Cara” a solas, si lo asumís, si lo aceptáis, encontraréis en vuestro
corazón, la totalidad del mundo, la totalidad de las dimensiones, la totalidad
de las vidas y las experiencias de conciencia. Que eso sea a través de los
linajes estelares, las vidas pasadas en este mundo, todo lo que se ha revelado
y manifestado en la densidad que sea, no existirá más. En el Silencio, en el
corazón del Corazón, en ese punto que no puede ser localizado, están todos los
posibles y los imposibles, todo lo que pueda ser pensado, creado, imaginado y
experimentado, os remite incansablemente a la Fuente y al Absoluto. Vuestra Paz
no depende de ningún factor exterior, de ninguna satisfacción, sino solamente
de la realidad y de la permanencia de vuestra Eternidad.
Entonces, la gracia de
la Luz es efectivamente una oración perpetua, una acción de Gracia; diría, que
el estado de gracia, que os hará vivir el Coro de los Ángeles y os hará vivir
la Resurrección, sin dolor y sin aprehensión. Es el momento también en el que
hace falta que dejemos de apoyaros en algo que consideráis exterior a vosotros;
ya sea mi Presencia, la Presencia de los Ancianos, de los Arcángeles, de otras
dimensiones; más que nunca, eso está en vosotros y descubriréis, si no está
hecho, la inutilidad de un escenario o una historia, porque la Luz y el Amor,
no se cargan nada más que de Amor y de Luz, en la forma o en la dimensión que
sea.
Llegar a ser como un
niño, es la verdad que ahora os propone este mes de mayo. Recordad que cuanto
más estéis en el Amor y en la Verdad, menos posibilidad habrá de juicio y de
condena, de bien o mal, porque el Amor y la Verdad son el Bien último que no
tenéis que buscar o amplificar, que solo pide desarrollarse en vosotros como en
todo el mundo. Haced vuestras, las palabras de mi Hijo: “Mi reino no es de este
mundo”, y “polvo eres y en polvo te convertirás, pero que en realidad no eres
esta forma o este polvo, ni siquiera un alma con sus sufrimientos, deseos o
experiencias, sino que eres Espíritu puro, cuya manifestación no puede ser más
que el Amor, aquí mismo, aquí donde pisas”.
Te invito al Amor, de
donde procede toda sabiduría y toda alegría. Te invito a ser feliz, no en las
circunstancias de este mundo, sino en el redescubrimiento de lo que tú eres. No
ya de manera paroxística o durante las llamadas de la Luz, sino a cada minuto,
a cada soplo, a cada mirada dirigida a ti como alrededor de ti. La Luz te
bendice a cada instante, de día y de noche, rindiéndote gracia a ti mismo.
Todas las conciencias
de la Tierra, fuere cual fuere su estado de resolución dentro del Choque de la
humanidad, no pueden ignorar ahora lo que sucede en el marco de lo efímero,
como es, su propia desaparición en tanto que modelo social, en tanto que vida
falsificada. Este es el momento en el que no hay más proyecto que el de “ser”
total y enteramente, sin depender de ninguna limitación, de ningún karma, de
ningún sufrimiento, ni de edad, ni de sexo. Ahí está tu Autonomía, tu Libertad,
la que se abre ante ti y en ti.
Hoy, no sólo te llama
la Luz, ella te pide que también seas eso. No en detrimento de todo lo demás,
sino englobando todo lo demás, amigos como enemigos, sin hacer separación. La
Gracia y el perdón, son las dos formas más naturales de manifestar lo que tú
eres. La Inteligencia de la Vida y de la Luz, en ese momento, te pide que des
tu perdón y tu Gracia, no por acción o reacción alguna, ni por una pro-acción,
sino por la Evidencia de la Luz y de tu Corazón.
Nosotros, mis hermanas,
los Arcángeles y los Ancianos, nos expresamos por última vez, de manera
exterior, porque incluso esto, no tendrá curso ante la evidencia del Amor y de
la Verdad. No es porque esto sea inútil, no es porque sea superfluo, sino
porque la Luz lo llenará todo y, en el Amor, no hay diferencia entre tú y yo,
no hay ninguna distancia. Así que olvida las reticencias, olvida los miedos y
acuérdate del Amor. Mira lo que eres, en la Ligereza.
Ahora no hay otra enseñanza
que ver lo que tú eres. Tú eres la Gracia y tú eres el Amor; todo lo demás es
accesorio y no forma parte más que de lo que pasa, en tanto que experiencias y
juegos de la conciencia.
Bendice sin límites,
todo lo que puedas tocar, todo lo que puedas ver, todo lo que puedas sentir y
experimentar. Permanece en este don de la Gracia y será borrado todo aquello
que todavía parezca bloquear o restringir lo que tú eres.
Te digo también: ámate
a ti mismo, en tu Eternidad. No al personaje o a la función que desempeñas, ni a
esta forma, sino más allá de toda forma y de toda función. Desnúdate porque el
Amor te quiere desnudo. Todo eso es espontáneo desde el instante en que te
vuelves espontáneo. Hay puntos de referencia. Los Ancianos, las Estrellas, yo
misma, hemos insistido ampliamente sobre esos elementos, pero hoy no tienes
nada que hacer con esas referencias, porque todo se vuelve obvio y tomará todo
tu espacio y todo tu tiempo. Recuerda también que la Luz te deja libre en tus
elecciones y en tus posicionamientos.
Podría añadir muchas
palabras, pero esas palabras, hoy, no son solo para ir directamente a tu
corazón, para alimentarte, aunque estoy aquí, sino para demostrarte que todo
proviene de ti, de lo que tú eres. Más allá de toda forma y de toda dimensión.
También podrás ver, en este mundo, que hay hermanos y hermanas que no viven
esto. No te inquietes por ellos, aunque estén muy cercanos a ti, porque nadie
puede escapar o sustraerse a lo que tú vives; aunque en esos hermanos y
hermanas no exista ninguna lucidez, ningún interés, no te inquietes por eso.
Para utilizar una
imagen, te diría, que una vez hayas resucitado totalmente, si no es ya el
hecho, te reirás de ti mismo, te reirás del encerramiento, te reirás de todo. No
es por burlarse sino porque habrás experimentado la inutilidad. Conviértete en
la roca que eres, esta roca de la que no pueda ser sustraída ni quitada la Luz.
Entonces, más allá de
escucharme, de leerme o de oírme, ponte en oración, la oración del corazón que
no necesita preguntar porque el corazón sabe que todo está ya acordado. Es una
acción de Gracia, es un don de la Gracia. Este regalo tú te lo haces a ti
mismo. Para acoger tu Eternidad, no esperes nada más; ninguna circunstancia de
este mundo, puede ayudarte. Sólo tu Corazón te ayuda aquí donde estamos.
Mis palabras ahora se
espacian, porque el sentido de nuestra alianza, es más importante ahora que los
discursos, las palabras o las explicaciones. Todos los signos que se os han
ofrecido vivir a cada uno de vosotros, son de tal evidencia hoy, que no pueden
existir zonas de sombra, zonas de resistencia.
Os invito de nuevo a
amar incondicionalmente y sin restricciones. Amad a todos porque el Amor es la
única manera de derrotar, en verdad. Porque todo lo que pueda apareceros como
enemigo, no puede aparecer más que en el interior de vosotros. En la Gracia, no
puede haber enemigos, ni restricción. Abríos a esta abundancia, abríos a lo
ilimitado y, lo que pueda quedar todavía en vosotros, como resistencia o miedo,
no os inquietará más; habéis obrado suficientemente, para terminar con el
encerramiento. Dejad instalarse, ahora, la Evidencia. La Gracia no tiene
necesidad de vuestra persona, no puede conocer ninguna persona porque es la
misma en todos y en cada uno.
Vosotros sois los
dignos hijos de la Ley del Uno. Toda la Confederación Intergaláctica, y lo
sabéis desde hace años, os asiste y os apoya en vuestra Resurrección, en lo que
ha podido parecer, a algunos de vosotros, muy largo y difícil, hoy va a vivirse
-y se vive hoy- sin ninguna dificultad.
Recordad también que en
estos tiempos que se instalan en la Tierra, la única solución será el Amor y el
Perdón. Porque el perdón es siempre el signo de un corazón suficientemente
grande para englobar a su contrario o a su enemigo, porque él, no conoce
enemigos.
Finalmente, dejad
emanar de vosotros, la compasión, no la compasión tal y como fue expresada hace
muchos años por Hermano K, sino la compasión espontánea que reconoce en cada
hermano y en cada hermana, con los que os cruzáis, la Luz y la Verdad, incluso
ante cualquier tipo de oposición.
Velad y orad, porque,
aunque nadie sabe el día y ni la hora, yo os digo que el día y la hora, es
ahora, en cada minuto, en cada soplo, en cada día que amanece, en cada noche
que termina. No sabéis si seréis arrebatados en éxtasis durante mi Llamada,
pero eso está confirmado y puede manifestarse a cada minuto. La Luz no sufre
retraso en el sentido que entendéis en este mundo; ella llena todos los
intersticios y todas las conciencias, independientemente de lo que vean
vuestros ojos o creáis. No os quedéis en las apariencias, las apariencias de
vuestra vida o las apariencias de este mundo, sino id a lo más íntimo. Porque
en esta intimidad, no puede existir más que la Evidencia y la simplicidad.
En este tiempo de mayo,
ya sea de manera personal para cada uno, mis hijos, ya sea colectivamente,
tiene el mismo significado: tiempo de la Resurrección, tiempo de mi Llamada y
del que vendrá como un ladrón en la noche, y ya ha llegado para muchos de
vosotros.
Asimismo, recordad que,
en este tiempo del mes de mayo, no habrá rincón o grieta donde podáis ocultaros
vosotros mismos o a los otros. Todo es Luz, todo está iluminado con la misma
Gracia y con la misma intensidad, lo que veis y lo que valoráis.
Acogedme en vuestro
seno como yo os acojo en mi seno. No veáis ninguna diferencia entre vosotros y
yo, entre vosotros y cada hermano o hermana encarnado. En el Amor, no hay nada
que rechazar, porque todo está trascendido por el Amor y si se rechaza,
entonces no hay Amor; así de simple.
Entonces, hijo bien
amado, allí donde estés, aquí, leyendo, escuchándome, en el lugar que desees,
yo te bendigo. Te doy mi Paz como tú me das tu Paz. Oye y escucha. Como te ha
dicho el Arcángel Uriel, es la hora de la Resurrección. El Amor borra toda
nostalgia y todas las heridas de tu conciencia.; aunque no sea de tu cuerpo,
eso no es grave ni importante. Abandónate a tu Fuente.
…Silencio…
En el Silencio de mis
palabras y de tus palabras, mira, ve y vive.
…Silencio…
Yo te bendigo ahora, en
el espacio sin fronteras y sin límites, de tu corazón.
…Silencio…
Escucha a tu corazón,
su latido y su emanación.
…Silencio…
Hagamos juntos el Silencio,
para oír el corazón y su canto.
…Silencio…
Yo te bendigo y acojo
también tu bendición.
…Silencio…
En el Amor y en la
Vida, yo honro tu Presencia, yo honro tu Amor.
…Silencio…
Me retiro en ti, ahora,
porque es necesario, para mí, oír tu corazón, Óyeme. Me callo ahora y te dejo
entrar en oración, y te lleno de Gracia.
…Silencio…
Adiós.
…Silencio…