12 diciembre 2016
Que la Paz sea con todos vosotros.
…Silencio…
En la Paz del Corazón, vengo a vosotros. Hermanos y
hermanas presentes en la Tierra, como estuve aquí hace mucho tiempo. Me
presento a vosotros. Ahora os pido que aliviéis las nociones históricas que me
conciernen porque antes de ser una forma como vosotros, presente y caminando
por este mundo, era ya un Principio. No vengo a recordaros hechos históricos ni
incluso proféticos, vengo simplemente hacia vosotros porque la llamada de
vuestro corazón ha sido oída en el más alto de los cielos.
Yo era el que conocéis como Jesús Cristo, pero no
veáis en ello a una persona, ni incluso una historia, aunque fuera la más auténtica
en esa época. Lo que yo era, muchos de vosotros lo sois.
…Silencio…
En este período en que la Tierra os hace ver la vanidad
y la inutilidad de lo que hace la vida en este mundo, vengo a mostraros lo que
sois, porque sois, como yo, el Camino, la Verdad y la Vida; sois como yo, los
Hijos del Padre. Un largo trabajo habéis realizado vosotros mismos y vuestros
hermanos de Luz para permitiros llegar a este momento.
…Silencio…
Siempre he dicho que mi Reino no era de este mundo.
Vine para traer la palabra del Padre. Pasé por todas las etapas que vosotros
habéis pasado. Hoy llegáis de alguna manera, al final de la historia, a la
Alegría de la Resurrección, a la verdadera Vida. Para muchos de vosotros, la
preparación ha durado casi treinta años. Si vuestra edad es suficientemente
avanzada, vuestro camino ha seguido la misma forma que la mía a vuestra escala,
la de vuestra vida.
Hoy, la realidad de vuestra Resurrección, a través de
vuestros signos interiores y los signos visibles en la superficie de este
mundo, no deja lugar a ninguna duda sobre la realidad de lo que sucede. Por
supuesto, muchos hermanos y hermanas de la Tierra, no dudan ni un segundo en
que los tiempos anunciados y profetizados, se manifiestan en este momento ante
vuestros ojos y en vuestra carne.
No he venido a enseñar nada porque toda la enseñanza
ya ha sido dada. Esta enseñanza se resume en una sola cosa que sabéis y vivís:
el Amor. El Amor que ha sido tan distorsionado, corrompido y alterado en este
mundo, por la voluntad de algunos sedientos de sangre, de poder y de
ascendencia sobre vosotros. Hoy, a las puertas de vuestra Resurrección, la
enseñanza de entonces, es actualidad más que nunca. No hay nada que quitar; no
hay nada que añadir.
Como fue dicho en la cruz, os atañe entregar vuestro Espíritu
al Padre, para vivir la vida eterna, la que no conoce principio ni fin. No he
venido para dar nuevas reglas ni nuevas instrucciones, sino porque me reconozco
y me veo a mí mismo, en muchos de vosotros.
Desde hace muchos años, una cantidad suficiente de
hermanos y hermanas de la Tierra, han hecho su trabajo alquímico de
Resurrección y renacimiento, proporcionando una ayuda suficiente para realizar
y cumplir las profecías en su propósito.
Muchos de nuestros hermanos y hermanas, están
seducidos por este mundo más que por la vida eterna. No los juzguéis porque ellos
no saben. Pero vosotros lo sabéis porque lo vivís. No sois ni superiores ni
inferiores, simplemente estáis en otro momento de vuestra conciencia.
Vuestra misión en estos tiempos, es ofrecer vuestra
Luz a la Tierra y a todos los hermanos y hermanas. No lo hagáis como persona ni
os ocupéis de dirigir y ofrecer ese Amor. Vuestra presencia es eminentemente
más importante que toda palabra o todo discurso que pudierais pronunciar.
Si tenéis la ocasión, en este período, de encontrar
tiempo, si vuestras obligaciones en este mundo os dejan la oportunidad, os pido
velar y orar conmigo para que todas las circunstancias de los tiempos
proféticos estén acompañadas de una gran dulzura y apertura colectiva a la
realidad y a la verdad del Amor.
No necesitáis reivindicarme ni a mí, ni a ningún otro
maestro; vosotros sois vuestro propio maestro, más que nunca. Os incumbe a
vosotros mostrar vuestra autonomía, vuestra libertad y vuestra transparencia,
simplemente por vuestra presencia amante, que vela y ora.
Muchos de vuestros hermanos y hermanas no son
conscientes todavía de lo que va a producirse, pero presienten instintivamente
el contenido, aunque se nieguen a admitirlo o verlo. Estad seguros, como se os
ha dicho en muchas ocasiones, que cada hermano, cada hermana, cada
acontecimiento, cada situación es exactamente justa y verdadera. Lo esencial en
el Amor, es la Paz, esa Paz, esa Alegría que como sabéis y vivís, no depende de
ninguna circunstancia ni condición.
De la misma forma que muchas Presencias sutiles os
acompañan y os encuentran, en vuestra cama, en la naturaleza o en otras
circunstancias, vengo a anunciaros que, estando presentes en vosotros por
vuestro estado de Cristo Interior, muchos de vosotros, en este período de la
tierra, estáis llamados a encontrarme. No veáis aquí a un personaje histórico,
repito, sino un Principio Esencial, que inicia en cada palabra del encierro, el
proceso de liberación del confinamiento.
Entonces, sois muchos ahora los que podéis seguirme,
verme y oírme. Cuanto más se acerque la Tierra a su solsticio de invierno, más
se hará sentir mi presencia, mostrándoos que realmente estoy en vosotros desde
la Eternidad.
Vosotros sabéis también, que se me ha llamado el
Salvador, aunque erróneamente; yo no puedo salvaros en contra de vosotros o en
contra de vuestra libertad. No hablo de liberación que está adquirida, sino más
bien de destino. Sabed también que sea cual sea vuestra asignación vibral,
nadie puede prejuzgar el destino de su hermano hasta el último momento, porque
contrariamente a las apariencias de este mundo y de su confusión, nunca habéis
estado tan preparados para vivir vuestra verdad eterna.
Debido a nuestra proximidad, no solo la mía sino la de
todas las Fuerzas de la Luz como las de la Confederación o las de los
Arcángeles, por ejemplo, me es posible
ahora manifestarme en vosotros. Desde ahora, os es posible poner vuestros pies
en mis pies y vuestro corazón en mi corazón.
Id más allá de todas las informaciones que hayáis
podido leer o estudiar relativas a mí. Sed vírgenes de todo a priori, de toda
referencia y de toda personalización. Al igual que vosotros, he conocido la
herejía de este mundo, y lo mismo que he podido sufrir, también conocí las
alegrías de la encarnación, aunque ella fue breve.
…Silencio…
Así que cuando la Luz Blanca os invada, cuando el
Fuego Ígneo os recorra, yo estaré muy cerca de vosotros, muy cerca de vuestra
conciencia. Es en estos momentos cuando tendremos la oportunidad de
encontrarnos, de comulgar y de reforzar vuestra estabilidad de aquel que ha
renacido: el Cristo.
Así como fue anunciado por mi profeta bajo mi dictado,
el bien amado Juan, hoy vengo a comulgar con vosotros, vengo a lavar vuestras
ropas y vengo a escucharos. No vengo a juzgaros sino a ayudaros a cortar lo que
deba ser cortado. Se os ha dicho que era la Inteligencia de la Luz la que
actuaba; más que nunca hoy, de diferentes formas, lo vivís o lo descubrís.
Entonces, velad y orad porque sois muchos los que podéis recibirme y me
recibiréis en esos momentos especiales, en vuestros días o vuestras noches, en
presencia y en compañía del Fuego Ígneo, en presencia de la Luz Blanca vista en
el interior de vosotros mismos donde yo podré encontraros. No para lavar
vuestras ropas, sino para fortaleceros en vuestra Resurrección.
Vendré con las manos vacías, no vengo para enseñar
nada nuevo, pero vendré para establecer de alguna manera, mi presencia en
vuestra presencia fortaleciéndoos en vuestra emanación de Luz Eterna en la
superficie de este mundo
…Silencio…
Vuestra presencia en esta Tierra, es preciosa, ya que
habéis viajado hasta el día de hoy, sean cuales sean vuestros obstáculos, sean
cuales sean vuestras alegrías, sean cuales sean, vuestras ocupaciones.
La luz hace de vosotros hoy, los enviados de la
Fuente, los dignos hijos del Padre. En cualquier situación en la que os
encontréis, en cualquier lugar de la Tierra, sea cual sea vuestra religión, eso
no representa ninguna diferencia. Solo es importante lo que sois y no el papel
que desempeñáis.
Os conozco a todos vosotros por la intensidad de
vuestro corazón y responderé a cada llamada, no para mejorar vuestra situación
en la superficie de este mundo, ni mejorar este mundo, sino más bien para
establecer la verdad de la Eternidad y permitir revelar siempre más, la
falsedad de este mundo encerrado.
…Silencio…
Llamadme también en los momentos en que os parezca, no
dudar, sino que os falte firmeza en el Amor. Ahora tengo la posibilidad de
entrar en comunión con muchos de vosotros en el mismo instante, en el mismo
momento y no me privaré de eso. Una vez más, no vengo y no vendré a haceros
discursos acerca de vuestra vida. No contéis conmigo para resolver los
problemas de este mundo, sino simplemente para apoyaros en vuestras preguntas
sobre la Eternidad.
…Silencio…
Mi forma, que se presentará, estará de acuerdo con el
ideal que lleváis. No me reconoceréis necesariamente por una forma que podría
ser profundamente diferente para cada uno, sino por nuestro corazón común.
Respondo pues al nacimiento de vuestro Cristo Interior, que viene a confortaros
en las elecciones que habéis realizado, en las decisiones que habéis tomado y
en vuestra experiencia. Repito que cada conciencia de este mundo está
exactamente en el lugar que es el suyo para vivir estos tiempos. Recordad
también lo que dije: “Los que quieran salvar su vida, la perderán”. Los que
pierdan la vida, encontrarán la Eternidad, sin mirar atrás, sin remordimientos,
con una alegría inconmensurable del corazón, por supuesto, pero también para
recuperar la libertad de conciencia.
Antes de mi retorno efectivo, tal y como partí, es
decir, que no esperéis encontrarme en un cuerpo de carne, aunque ese momento
todavía no ha llegado. Para eso es necesario pasar antes por las tribulaciones
que os son propuestas y debéis pasar también por la Llamada de María que os
dirá que sois sus hijos y, sobre todo, os lo hará vivir sin ninguna duda
posible. Pero mi presencia silenciosa y amante la tenéis adquirida aquí mismo,
en este mundo.
No busquéis fama ni gloria, ni enseñanza ni diálogo,
sino simplemente, como he dicho, estableceros en el Amor Eterno. El don de mi
Presencia sólo me hace responder, en definitiva, a vuestro propio don y a
vuestro propio sacrificio, mostrando incluso que os colocáis en mis pasos.
La luz no condena, la Luz no juzga, la Luz ofrece la libertad,
de acuerdo con lo que pensáis de la Libertad o lo que vivís de la Libertad.
Diré también que en este período que precede a la Llamada de María, a aquellos
que se les ha dado mucho, les será dado todavía más. A los que no han pedido
nada, también les será dado; así es el Amor. No podemos imponer la Libertad a
nadie. No podemos más que favorecer vuestro retorno a la Luz en vosotros,
mostrándola, permitiendo a vosotros mismos, vivirla.
…Silencio…
El período que se abre hasta el período final de
vuestro año terrestre, representa una ventana de oportunidad a nada parecido,
tanto por mi presencia a vuestro lado, como por la Llamada de María, Madre. En
la medida de lo posible, la Luz os llama y yo también os insto a la oración, a
la oración del corazón que no es una petición para satisfacer un beneficio en
este mundo, sino un beneficio en la Eternidad, como he dicho y repetido, para
fortaleceros en vuestra vivencia, en vuestra fe y en vuestra verdad.
…Silencio…
No pediré nada más que experimentéis vuestra Libertad,
que viváis vuestra autonomía y vuestro retorno a la Eternidad.
…Silencio…
Estéis donde estéis en este mundo, si vuestro corazón
vive, entonces, viviré con vosotros. Vuestra oración (del corazón silencioso),
será una llamada a mi Presencia, más allá de toda religión y de la historia
misma de este mundo.
…Silencio…
Vendré rodeado del Coro de los Ángeles, llevado por el
Espíritu del Sol y por el verbo.
…Silencio…
Si esto se produce para vosotros, entonces reforzará
vuestra oración y vuestra Eternidad. Y si eso no se produce en vosotros, en
este espacio de tiempo, entonces es un estímulo para velar y orar más y estaré
ahí de todas formas.
…Silencio…
Desde hace muchos meses en términos terrestres, se os
ha permitido por vuestra propia Luz, ver vuestra persona (el personaje), ver
realmente la naturaleza de este mundo donde predomina la codicia, la
depredación, la competencia. El Amor no conoce nada de todo eso, pero vosotros
habéis sido literalmente dirigidos por caminos alterados para desviaros de lo
que sois. Todo ha sido construido en la sociedad occidental como en las otras
sociedades, para alejaros de lo que sois, para distraeros, para que no mirarais
en vosotros ni las desventajas de este mundo. Habéis sido obligados, de diferentes
maneras, a ganaros vuestra vida. La vida no se gana, ella está dada, lo que
ciertamente está lejos de lo que está sucediendo, a medida que pasa el tiempo,
en la Tierra. El reino del adversario no tiene más tiempo; ese tiempo ha sido
definido por el Padre y ese tiempo se acaba.
Vuestro único deber es ser libres. Vuestra única
función es ser lo que sois para que todo lo que es rutina, hábitos, errores, se
alejen de vosotros. Es el sentido de mis palabras: “Velad y orad”. Una vez más, no para ningún beneficio de este
mundo, sino para progresar, digamos, en vuestra Eternidad.
…Silencio…
La falsificación del mundo en este período de
Liberación, ha alcanzado su cumbre y su pleno potencial. Esto ha sido anunciado
desde hace mucho tiempo. Y es justamente en estas condiciones en las que
predomina la oscuridad cuando debéis encontraros y os habéis encontrado.
No os sirve de nada juzgar esta sociedad, ni a ningún
hermano o hermana; os corresponde únicamente, estableceros firmemente en lo que
sois y mostrarlo, no por vuestros gestos o vuestras palabras, sino por la
realidad de vuestro corazón, por la verdad de vuestra luz.
…Silencio…
La cercanía de los mundos sutiles que habéis vivido de
múltiples formas y de múltiples maneras, encuentra hoy su propósito. El
Espíritu ha aparecido en vosotros. Sean cuales sea los nombres que hayan
empleado los pedagogos que os han acompañado, podéis ahora sobrepasar todos
esos nombres, todos esos circuitos, todas esas estructuras vibrales, para ir a
lo esencial, y lo esencial es el Amor.
La Inteligencia de la Luz os desviará cada vez más, y
de todas las maneras posibles, de la Ilusión, mostrándoos, permitiéndoos
atravesarla absteniéndoos de todo juicio. La Luz no juzgará nunca; en el Amor,
la libertad es total, incluso para los que fueron nombrados “chicos malos”. El
castigo, por así decirlo, será suficientemente pesado al ver el Amor y al ver a
las personas con las que se ha jugado; no es necesario añadir nada más como
punición, como castigo. Nadie os juzga y nadie os juzgará. Como ya dije, se os
hará exactamente según vuestra fe, según vuestra conciencia y no según vuestra
historia, según vuestras responsabilidades. Esto forma parte de las últimas
gracias que no son decretadas ni por mí, ni por mi Madre, sino por el mismo
Amor.
No existen ni faltas ni pecados, como se dice,
“mortales”; eso es una herejía de los que se han apoderado de mi vida para
anclar otra falsificación.
…Silencio…
Recordad que el
Amor, independientemente de la Paz y de la Alegría que os procura, es una
fuerza inalienable e invencible, no en el sentido de un combate para librar, no
en el sentido de una lucha, sino como una evidencia que se instala en cada uno,
despierto o no.
…Silencio…
Os animo, todo lo posible, a cada uno de vosotros, a dedicar
un espacio de tiempo para encontraros con vosotros mismos. Bien en la
naturaleza, por el Silencio, por una siesta, por una oración activa, por el
reposo, poco importa. Necesitáis vuestra vida llena de Luz independientemente
de vuestro cuerpo o de vuestra vida.
No tratéis ya de modificar el curso de vuestra vida,
sino modificar simplemente vuestro corazón, mantener vuestra casa limpia. Como
he dicho, vendré como un ladrón en la noche, primero para algunos de vosotros,
y en el momento adecuado, para todos vosotros sin restricción.
Los tiempos de la Resurrección son también, para
muchos de vosotros, los tiempos de la Redención. Sabed que, por la redención,
no hay errores que corregir, no hay faltas que perdonar, sino que tenéis que reconoceros
a vosotros, más allá de la persona, de vuestra carne e incluso de vuestra alma.
…Silencio…
No vengo a juzgaros, sino a ayudar a cortar lo que
debe ser cortado si es vuestra Libertad.
…Silencio…
Yo insuflo ahora y ya, de forma que podríais calificar
de invisible, la determinación del Amor y la fuerza del Amor para acompañaros
en las fases últimas de vuestra Resurrección y vuestra libertad.
…Silencio…
Mis hermanos, mis hermanas, es tiempo de resolver lo
que parece que tenéis que resolver. Yo os dije; “lo que está atado en este
mundo, será desatado en este mundo”. “Lo que esté atado en el cielo, será
desatado en el cielo”. Entonces id y trabajad por lo que la Inteligencia de la
Vida os ofrece vivir, haciendo todo tranquilamente y con calma, no olvidando
nunca, incluso en las actividades más triviales, la realidad de vuestro
corazón. Apoyaos en él; está cada vez más presente y más fortalecido de lo que
pensáis y vivís como dificultades todavía.
…Silencio…
El Amor os quiere enteros y no por fragmentos. Y el
Amor se impone él mismo, sin violencia, cada día y cada minuto un poco más de
lo que pensáis y de lo que decís.
…Silencio…
Sea cual sea la intensidad de lo que vais a vivir en
vuestro efímero, sean cuales sean las dificultades o las alegrías de este mismo
efímero, no olvidéis nunca que el Amor es todo, que el Amor lo puede todo y que
el Amor es lo que sois, a pesar de todas las apariencias contrarias. Vuestra
única fuerza, en estos tiempos, vuestro único alimento en estos tiempos es,
ante todo, el Amor; lo demás sigue y fluye desde ahí. Eso se os ha dicho muchas
veces. El Amor es simple, el Amor es humilde, no requiere ningún conocimiento
en los dominios del Espíritu. Además, yo había dicho: “debéis volveros como un
niño”. No frente a este mundo, sino frente a la Luz.
…Silencio…
Vengo hoy a anunciaros mi retorno. No me busquéis en un cuerpo de carne, porque el que
pretenda otra cosa que ser el Cristo resucitado, estará en la mentira. Pero el
que es Cristo resucitado no necesita cuidado, no necesita discursos, no
necesita representar un rol; es simplemente él mismo amando, tolerando en la
Paz y en la Alegría. Él se pone en el lugar de cada uno y vive a cada uno en su
propio corazón, no para medir o juzgar, sino para estar en armonía, para estar
en la comunión o para estar en el perdón, frente al error de este mundo, al
error de las sociedades, al error de la depredación y de la competición.
…Silencio…
Después de estos reencuentros probables para muchos de
vosotros, después de la Llamada de mi Madre, veréis, tengáis un cuerpo o no, la
nueva Tierra y los nuevos cielos, aunque ese no sea vuestro destino,
mostrándoos y demostrándoos la realidad de la nueva Tierra ascendida.
En un lapso de tiempo corto, un poco más de un tercio
de año, dos realidades diferentes, dimensionales, se superpondrán, vosotros
iréis naturalmente, por la Inteligencia de la Luz y el estado de Gracia, allí
donde os conduzca la Luz, allí donde está vuestra verdad, sin dificultad. No os
preocupéis por los eventos, sean los que sean. Yo os dije: “¿Es que el pájaro
se preocupa de lo que va a comer mañana?”. En el Amor, jamás tendréis hambre;
en el Amor, jamás tendréis frío; en el Amor, no os faltará nada. Eso es una
promesa y una certeza que, por supuesto no está de actualidad en lo que se vive
en este momento, pero cuando la Llamada de María, de mi Madre, se haya
realizado, no podréis dudar de esta verdad.
Entonces, no os preocupéis de nada relativo a los
eventos. Vivid vuestra vida, asumid vuestras tareas del mejor modo que podáis,
pero no olvidéis, velar y orar al mismo tiempo.
Yo os insuflaré a muchos de vosotros lo que os pueda
ser útil para fortaleceros y estableceros definitivamente en vuestra
Resurrección.
…Silencio…
Es la hora de la Libertad interior. Sean cuales sean
las privaciones de libertad exterior, no tienen ninguna importancia, mirando lo
que sois. Todo lo más, esa importancia puede aparecer durante estos tiempos,
pero eso no hará más que pasar y no podrá durar más allá de lo que es tolerable
para la conciencia global de la humanidad.
…Silencio…
El Arcángel Mikaël que trabaja vuestros cielos desde
hace muchos meses, va a tocar cada vez con más frecuencia, el suelo de la
Tierra, no os alarméis. A medida que los acontecimientos exteriores tomen
importancia alrededor de vosotros, os daréis cuenta que el Amor se afianza en
vosotros. No es ninguna paradoja, es simplemente el establecimiento del Amor, en
vosotros, y que dependerá cada vez menos, de las circunstancias de vuestras
vidas, de vuestra situación, de vuestra edad, de vuestras obligaciones.
…Silencio…
Este mensaje no está dirigido exclusivamente a
vosotros, que habéis activado vuestras Coronas o que vivís el Fuego Ígneo, sino
a cada hermano y a cada hermana que tiene preparado el corazón, aunque no viva
nada.
Como vosotros, no conozco ninguna fecha. Como dije
cuando vivía: “sólo el Padre conoce la fecha”. El efecto sorpresa, y lo sabéis,
es uno de los elementos mejores de la Revelación, no para sorprender, sino para
asombrar al corazón, para que el corazón efímero, durante este asombro, se abra
al corazón eterno, al corazón del Corazón.
Así que, no impongáis nada a ningún hermano o hermana.
Todos aquellos que debíais estar al corriente, ya sea recientemente o desde
hace treinta años, lo estáis. Todos los que no sospechaban nada, no sospecharán
nada hasta el último momento, porque es la mejor forma para ellos, de vivir el
corazón. No impongáis nada, pero imponeos la oración, imponeos la Presencia y
velad.
No olvidéis no seguir más que la Inteligencia de la
Vida y de la Luz que hacen todo para que estéis en el lugar apropiado, sin
ningún desequilibrio, no en relación a vuestra situación efímera, sino por lo
que tenéis que vivir para vuestra Resurrección. No se trata de una sumisión a
la Luz, sino un reconocimiento de la Luz.
No hay nadie a quien someter o convencer, sólo la
realidad simple de lo que se desarrolle y que evidentemente es vista de manera
muy diferente o no es vista, según lo que sois en este momento preciso. Sea
cual sea la adversidad aparente en vuestra persona o en vuestra vida,
permaneced en la alegría y la Paz, como un tesoro, porque esta Alegría y esta
Paz son el testimonio de vuestro Amor y son el salvoconducto para la
Resurrección en curso.
…Silencio…
Así como posiblemente lo vivís y como tal vez estáis
informados sobre las señales de la Tierra y del Cielo, estas alcanzan un nivel
jamás conocido sobre la Tierra, incluso en los ciclos precedentes. Y como mi
Madre os ha dicho, no habrá ningún respiro, habrá una intensificación de todas
las revelaciones. Todo lo que deba arreglarse en la Tierra, será arreglado, todo
lo que deba desatarse en el cielo, será desatado. Vais a ser justamente, lo que
sois, cada día de manera más intensa, más evidente y más amorosa.
…Silencio…
En estos tiempos especiales, el Amor es el
salvoconducto, vuestra única certeza, vuestro único alimento, vuestra única
meta. La Inteligencia de la Luz hará cualquier cosa por acercaros a ese
objetivo último.
…Silencio…
Si es posible, no busquéis más señales en el cielo y
en la Tierra (todas ellas están presentes), no busquéis fecha, pero buscad tiempo
para velar y orar. Eso os permitirá consolidar, no solamente el Amor, sino
aumentar la Alegría y la Paz, las únicas cosas que necesitáis tanto vosotros
como el mundo.
…Silencio…
A diferencia de vuestros reencuentros con los pueblos
de la naturaleza o también, a la forma en la que entráis en contacto con los
intervinientes que están expresándose desde hace muchos años por el Canal
Marial, os recuerdo que más que eso, yo soy el Cristo Interior y, por tanto,
apareceré directamente en vuestro corazón -y solamente en vuestro corazón.
Aunque exista la visón de una forma que corresponde a lo que pensáis, ese no
será el elemento determinante, sino más bien lo que se desarrolle en vuestro
corazón, es decir, no solamente el Fuego Ígneo, no solamente las Coronas
radiantes, sino verdaderamente un Amor indecible e increíble, con una
intensidad tal que todo lo demás será barrido; todo lo demás, no existirá más.
Viviréis en ese momento, lo que algunas Estrellas os
han narrado relativo a su Matrimonio Místico conmigo. Es eso lo que vengo a
mostraros. No se trata de una enseñanza, no se trata de un impulso,
no se trata de palabras, no se trata de demostraciones, se trata de la
evidencia. Entonces os repito, “no tengáis miedo”. Paz a vosotros, Paz sobre
vosotros y Paz en vosotros. No puede ser de otra forma en el Amor, aunque todas
las instituciones de este mundo y de vuestras vidas se desagreguen una detrás
de la otra. El Amor es vuestro salvoconducto, el Amor es vuestro alimento, más
que nunca en este período.
Os agradezco que hayáis estado presentes. Os pediré también que difundáis esto que os he dicho,
independientemente de cualquier otro elemento como ha hecho mi Madre hace unos
días. No formo parte de un intercambio, ni de una reunión ni de un calendario,
pertenezco a la libertad de vuestro corazón y eso es lo esencial.
…Silencio…
Permitidme ahora y ya, daros mi Paz y daros mi corazón.
De mi corazón a vuestro corazón, que la Paz, la Alegría, el Amor, sean siempre.
…Silencio…
En nombre del Amor Uno, os amo.
…Silencio…
***