MARIA
28 julio 2007
Mis hijos, yo los amo y los bendigo. Vengo hacia ustedes hoy para hablarles de vuestros objetivos. En efecto ¿conocen vuestros objetivos? ¿Y vuestros objetivos son múltiples o únicos? ¿El objetivo está definido como la meta que alcanzar, es hacia lo que ustedes intentan ir pero quien va hacia esa meta? ¿Ustedes? ¿Vuestra alma? ¿Es la buena meta? ¿Hay malas metas como habría buenas metas? ¿Es la meta el fin o el principio?
Toda la historia del alma humana puede resolverse en una ecuación: yo vengo de alfa y voy hacia omega. Alfa es vuestra fuente, luz infinita, origen de todo y de todos. Omega es la meta, lugar donde todo y todos regresan, enriquecidos de experiencias del camino entre las dos. Pero alfa y omega son el mismo sitio, el mismo lugar pero en espacios/tiempos diferentes. Así existe una infinitud de alfas como existe una infinitud de omegas, todos reflejos de Alfa y de Omega.
El camino no es la meta, el camino no es el origen, el camino es la vida de vuestra experiencia en los espacios más o menos densos donde ustedes trabajan para los milagros de los atelieres de la creación.
Esta vida que viven no es la plenitud y sin embargo es en ella que deben encontrar vuestra plenitud, es en su experiencia que siembran y cosechan vuestro devenir, es en ella, y ella sola, que está la promesa de vuestra eternidad infinita.
Este juego de la creación es una matriz que los ve nacer, crecer, caer, esperar. Como matriz y madre, ustedes deben respetarla ya que, ella también, es vida, camino, experiencia. Además cada matriz tiene también un objetivo y una meta precisa. La dificultad viene por el hecho de que nunca ustedes conocerán los objetivos de otras almas, cada una tiene objetivos, a veces, muy alejados de las otras pero tan importantes como las vuestras.
Es en esto que el juicio debe ser desterrado de vuestra conciencia puesto que si ustedes juzgan un camino y un objetivo hacen instantáneamente penetrar éste en vuestro propio camino y objetivo. Eso se llama una trama de vida y las tramas se tejen desde tiempos muy antiguos y ahora ustedes deben des-tramar lo que lo estaba. En período de des-tramado es conveniente estar atento a no enredar vuestros caminos puesto que cada camino es digno, respetable tanto como el vuestro.
Incluso si a veces mi corazón de Madre sangra de ver algunos caminos alejarse de mí, debo respetar eso, incluso la Fuente respeta eso. ¿En qué una conciencia tan limitada como la mía o la vuestra se permitiría interferir con la libertad de elección de los unos y otros?
Simplemente el Padre ha previsto límites a los juegos, esos juegos están limitados por la mecánica de los Cielos y de las luminarias que llegan, a escalas variables de tiempo, a decretar el momento de la mutación de la elección. Ustedes están, desde luego, en ese momento.
Es conveniente pues buscar vuestra unidad sin preocuparse del camino del otro puesto que el otro es ustedes pero en otro momento y si ustedes influyen sobre el otro ¿qué se volverán ustedes? “Ámense los unos a los otros como yo los he amado” decía mi divino hijo, no quiere decir retirar la libertad del otro pero sí respetarlo en su camino y su libertad, no juzgarlo, no integrarlo en su camino. E incluso si somos todos interdependientes, debido incluso al juego de la matriz Madre, es conveniente no hacer acto liberticida puesto que, en definitiva, no son más que ustedes que se matan en otro momento. En esta vía no hay sitio para vuestra propia libertad. Se encerrarán todavía más en el camino de la división y del sufrimiento. Esta ley es inmutable tanto en los mundos divididos como el de la Tierra como en los reinos de pura luz de la gracia.
La libertad es el marcador de la vida, nada puede trabarla. Sólo hay algunos hijos que rechazan admitirlo, a su perjuicio desde luego, no al del otro. Pero eso, ellos rechazan verlo y mi corazón sangra tanto más.
Del otro lado del velo la lección será penosa. Entonces ¿por qué no aplicar de entrada esta ley de libertad de meta, de camino, de objetivo? ¿Por qué no acordar al otro, que no es más que sí en otro momento, yo lo repito, la libertad?
La sombra es la ausencia de libertad. Si uno de vuestros actos, uno de vuestros pensamientos, viene a violar la libertad, incluso esa de la sombra, ustedes se apegan a ella con tanta seguridad como matando a otro.
Mis hijos, sean libres, respétense ustedes mismos, verán entonces muy rápidamente los frutos de vuestra nueva conducta.
Yo los amo y los bendigo. Yo soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra.