MARÍA
4 de junio de 2017
Yo Soy María, Reina de
los cielos y de la Tierra. Niños bien amados, en este día de Pentecostés,
permitidme recubrir a cada uno de vosotros con mi Manto Azul de la Gracia e
instalarme en vuestro Canal Marial.
Intervengo en este día
como el segundo componente de la nueva tri-Unidad.
Después de haberos
acompañado durante el mes de mayo pasado, vengo hoy para confirmar lo que os
enunció mi Hijo.
Vengo, como Madre, a
recogeros en mis brazos, los de una madre cariñosa que quiere sólo lo mejor
para cada uno de sus hijos – y lo mejor no puede estar más que en el Amor y la
Verdad.
Para muchos de
vosotros, las Teofanías os acercaron a esta Verdad esencial, a este Amor
infinito que sois.
Así como mi Hijo os lo
dijo, su brazo no puede ser retenido más tiempo.
Que los signos del
cielo se desarrollen en este mes o no, no cambiará nada, porque ha llegado
realmente el tiempo, ahora, de poner fin a todas las mascaradas, a todas las
falsedades, a todos los sufrimientos, a todos los vagabundeos.
Acojo a cada uno de
vosotros en mi corazón.
En este instante en que
vosotros me oís o me oiréis, vengo para comulgar con vosotros a través de mi
corazón de Madre. Vengo a recubriros con el don de la Gracia, con el don de la
Verdad, con el don de la verdadera Vida. Yo también os invito a depositar todas
vuestras cargas y todas vuestras incertidumbres a mis pies. Os invito a ser
consolados, de cualquier pena que os aflija, de cualquiera que sea el
sufrimiento que podáis vivir. Vengo a poner en ellos el bálsamo del Amor, el
bálsamo de la Alegría y el bálsamo de la Eternidad.
Mis palabras, en este
día, no serán numerosas porque lo que es importante es el número de vosotros,
lo que es importante es lo que se vive en el silencio de vuestro corazón, en
vuestra intimidad, que no sufre ninguna relación y ningún soporte en el seno de
este mundo. Vengo a confirmaros vuestra libertad.
Vengo para consolar a
aquellos de vosotros que están todavía apegados a las ilusiones de este mundo.
… Silencio…
Vengo a sosteneros en
el descubrimiento de vuestra eternidad, en el descubrimiento y la vivencia cada
vez más intensa de este Amor incondicional que no es de este mundo y que sin
embargo debéis manifestar en este mundo.
En el momento de mi
última intervención solemne, tal vez estremecí a un cierto número de entre
vosotros, y este estremecimiento fue necesario y saludable.
Me dirijo a vosotros
hoy como Madre. Incluso si existen analogías para cualquier madre sobre esta
tierra, esto se para aquí porque todos vosotros sois portadores de mi Vida
eterna, porque hay en cada uno de vosotros la misma Vida eterna y la misma
Verdad.
Esta Verdad que no
conoce ni historia, ni sufrimiento, ni persona, sino que es la Vida.
En el seno de la
Teofanía del Espíritu y de la Teofanía perpetua, os ofrezco el don de la Gracia
eterna que acompaña vuestra resurrección en los dominios de la Eternidad, en
las moradas de la felicidad.
… Silencio…
Vengo para invitaros a
alimentaros de Luz, a beber de la fuente de la Verdad.
… Silencio…
Vengo para invitaros a
lo que puede no ser conocido en el seno de este mundo, y que sin embargo vive
en vuestro corazón.
… Silencio…
Vengo para invitaros,
en este período de Pentecostés, a ser verdaderos, sin evasivas y sin falsas
apariencias, con el fin de que todo lo que todavía puede resistir en vosotros
al inefable, pueda ser consumido por el fuego del Amor.
No voy a pediros nada
hoy, vengo a ofreceros simplemente mi don de Madre, mi don de Gracia.
… Silencio…
Porque es en el seno de
esta Gracia que podéis amar a todos, cualquiera que sea su camino, cualquiera
que sea su posición en el seno de este mundo.
Vengo a invitaros al
Amor, no sólo incondicional sino al que tampoco depende de ninguna
circunstancia, de ninguna forma, y sobre todo que no depende de ninguna
persona.
Vengo a invitaros a
vivir, a estar en la abundancia, en la plenitud.
Mis hermanas las
Estrellas y yo misma, os invitamos a invitarnos, a celebrar con nosotras, tan
pronto como podáis hacerlo, la Resurrección y la Liberación.
Por mi Manto Azul de la
Gracia y por mi presencia en vuestro Canal Marial, por el don de la Teofanía,
os invito en cierto modo a la comunión perpetua con vuestra eternidad. Esto no
acepta ningún retraso, esto no acepta ninguna excusa.
Hay urgencia, más allá
de todo tiempo y de todo calendario, a ser la Verdad. Hay urgencia a ser
verdaderos, hay urgencia a no llevar más tiempo ninguna máscara, hay urgencia a
no estar más tiempo en una función de teatro.
Hay urgencia para la
humildad, hay urgencia para el Amor.
Todo el resto os
aparecerá cada vez más como una fatuidad vana, no sólo ilusoria sino degradante
para vuestra condición eterna.
Os invito a estar Aquí
y Ahora, os invito a ver claro, y os invito, como mi Hijo, a la Paz eterna.
… Silencio…
Os invito a acogeros en
vuestro templo interior, a reconoceros, a lavar vuestras ropas.
Os invito, finalmente,
a este Femenino sagrado.
… Silencio…
Os invito a ser este
corazón libre, este corazón encendido, este corazón en Amor.
… Silencio…
Os invito a dejar emanar
en el seno de la Ilusión la realidad de vuestro esplendor, la realidad de
vuestro Amor.
… Silencio…
Mi Manto Azul de la
Gracia os es otorgado, en este mes de junio. Es vuestro salvoconducto, es
vuestra muralla contra la Ilusión de este mundo, es sobre todo vuestra
plenitud.
… Silencio…
En cada palabra y en
cada silencio que pronuncio, se vive esta comunión en espíritu, esta Teofanía,
estos signos indudables de que la Luz está ahí. Cualesquiera que sean las
apariencias que representa vuestro mundo, cualesquiera que sean las escenas de
teatro que proclaman la victoria del efímero, no os dejéis engañar, no os
dejéis embaucar por ninguna sirena de este mundo. Dejaos llevar por la alegría
eterna del Amor. No miréis detrás de vosotros, no miréis por delante de
vosotros, no os asustéis por ningún ruido de este mundo, porque ningún ruido de
este mundo puede alcanzar vuestro corazón.
… Silencio…
Os invito a celebrar estas Teofanías, aunque sean
para vosotros espontáneas, y seguirlas a cada instante. Se trata de una
comunión perpetua con la Verdad. Bendecíos los unos a los otros, amaos los unos
a los otros y amad especialmente a aquellos que aún están perdidos y seducidos
por las sirenas de este mundo.
…Silencio…
En el silencio es cuando se revela lo que es la
Gracia, en el momento que os libera. Ha llegado la hora de resucitar en el
Espíritu. No esperéis mi llamada colectiva para eso. Esto forma parte de las
gracias, como la Teofanía, decididas por la Inteligencia de la misma Luz y que
nosotros, pertenecientes a la Confederación Intergaláctica de los Mundos
Libres, apoyamos y acompañamos.
…Silencio…
Atreveos. Atreveos
a romper el círculo vicioso del sufrimiento y de las ilusiones. Atreveos a ser,
sin freno ni demora. Atreveos a ser.
…Silencio…
Dejad de tener y de
creer. Detened
vuestros conceptos para dejar establecerse el corazón libre.
…Silencio…
Os invito también al
milagro de la Resurrección, al milagro de la verdadera Vida dentro de esta
falsa vida, y este mundo, que ha sido alterado, volverá a su virginidad
primera.
Vengo también a rogaros
que prestéis atención a vuestra Madre, no porque sea indispensable, sino porque
concurre indiscutiblemente a forjar vuestra alegría y vuestra libertad en las
Moradas de Eternidad.
Mis amados hijos, las advertencias y los elementos
que os he dado durante mi última intervención, encuentran hoy toda su
justificación por la urgencia de la Verdad, por la urgencia del Amor.
La más bella de vuestras acciones, en este tiempo de
la Resurrección, es dejar emanar vuestra Presencia, en silencio, sin ninguna
reacción a este mundo y sus sufrimientos. Afirmad vuestra libertad, afirmad
vuestra Presencia, afirmad vuestra eternidad siendo lo que sois. No hay nada
más que hacer; no hay ni trabajo ni esfuerzo, solo la comodidad y la seguridad
que viene a borrar todos los condicionamientos ilusorios de la materia, de este
mundo, para que la verdadera Vida encuentre su lugar auténtico por la Ascensión
de la Tierra y por vuestra liberación.
…Silencio…
No vengo a pediros nada para mí o para la Luz o para
la Confederación; vengo justamente a solicitar vuestro Amor y vuestra Presencia
porque es así como seréis justos y verdaderos, porque es así como se forjará
vuestro pilar de Luz y se desplegará vuestra eternidad.
…Silencio…
Sea cual sea la gravedad ilusoria que tiene que
vivir este mundo, mirad cómo os llega cada vez con más frecuencia, a veces por
sorpresa, el vivir este corazón y su Paz, contrastando de manera evidente con
vuestra vida de antes, con vuestra historia dentro de este mundo. ¿No es ese el
único bálsamo verdadero?, ¿no es ese el único Amor digno y verdadero? Todo lo
demás es pasajero, nace y se muere. Vosotros no estáis afectados por eso. Mi
Hijo os lo ha repetido: “dejad a los muertos enterrar a los muertos y sed verdaderos”.
Eso no quiere decir que os apartéis de vuestros hermanos y hermanas que sufren
o están en oposición o en ignorancia de lo que son, pues podéis ayudarlos
siendo vosotros mismos, teniéndolos en vuestro corazón en el silencio y no por
las palabras, porque las palabras tranquilizadoras de lo efímero, no bastarán
-ya no son suficientes.
Vuestra presencia amante, vuestras Teofanías, ya
sean espontáneas, ya sean todavía poco frecuentes, son oportunidades
privilegiadas para daros cuenta que incluso lo que podéis llamar en lo efímero,
“vuestro peor enemigo”, es de hecho una faceta de lo que sois. No se trata de
un concepto, no se trata de una creencia, sino de la Verdad que os corresponde
experimentar y vivir.
…Silencio…
Tanto si estáis
despiertos y liberados, como si estáis dormidos y apartados de mí, eso no
cambia nada. Vosotros sois y nosotros somos, suficientemente numerosos por
nuestra Presencia, por nuestra Radiación, para aligerar los pesos de este
mundo, y para reparar, por nuestra simple presencia amante, el eje de la Luz y
la verdad de la Luz, no la de la cabeza, que no es más que una ilusión, sino la
del Corazón.
…Silencio…
Las tribulaciones
humanas, os lo he dicho y mi Hijo lo ha confirmado, están en vosotros. Y es a
través de la pérdida de vuestras referencias habituales -íntimas, familiares o
generales de la Tierra-, como os descubriréis soltando lo que está muerto, lo
que muere. Vosotros no sois nada de lo que muere, vosotros sois la Vida, pero
esa Vida no está amputada de vuestro Espíritu, como es el caso de este mundo.
No tenéis nada que pagar; la Vida es don. Basta con que os entreguéis a la
Vida, para poner fin y saldar vuestras cuentas, porque no debéis nada a la
Ilusión, porque debéis todo a lo que sois.
…Silencio…
Vengo también a invitaros a la generosidad del
corazón que emana e irradia como el Sol, sin distinción de forma. El Sol abreva
cada conciencia de la Tierra, no juzga lo que es digno o indigno de recibirlo.
Da libremente y por igual.
De la misma forma, en la felicidad de vuestro
corazón y en la Teofanía, vosotros os dais a vosotros mismos a partes iguales,
a cada uno de vuestros hermanos y hermanas, sin establecer diferencias según el
valor de cada uno. Porque, en definitiva, a pesar de las apariencias, cada uno
tiene el mismo valor, el del Amor, que no puede medirse, que no puede
calibrarse.
…Silencio…
Como os he dicho la
última vez, volveré -y lo anunciaré-, cuando sea útil para vosotros, bien sea
en relación con los eventos humanos o los eventos celestiales o los eventos de
la Tierra para invitaros, en esos momentos especiales que se produzcan, a
permanecer firmemente en la Alegría y en la felicidad, porque es así como
ayudáis mejor, porque es así como el Amor se convierte en un bálsamo, incluso
para el que está apartado o lo rechaza.
…Silencio…
Hoy, como segundo
integrante de la Tri-Unidad, es exclusivamente mi corazón de Madre, el que os
habla.
…Silencio…
Vengo a repetiros y a
afirmaros que los tiempos se han cumplido, que ha llegado la hora de aniquilar
el tiempo.
Es esta mi Llamada que
acogeréis, lo espero, un número de seres cada vez mayor, en estado de comunión
y de felicidad donde ningún miedo a lo desconocido pueda bloquearos o
limitaros.
…Silencio…
Entonces sí; celebrad.
…Silencio…
Cantad, reíd y danzad, por
la alegría de vuestra Resurrección y la Vida eterna.
Vengo a invitaros al
silencio interior, a la oración del Corazón, una oración de acción de gracia y
de estado de Gracia que canta las alabanzas de la Luz y de la Verdad, sin
preocuparse por las circunstancias especiales, porque la Luz es como el Sol,
ella abreva a todos y cada uno, con la misma intensidad. El resultado es diferente de momento, mientras mi
Llamada no ha tenido lugar, pero eso cambiará rápidamente porque el mayor de
los depredadores, solo podrá convertirse en un cordero inocente.
No subestiméis el poder de la Luz en su redención
final. Por eso, no os corresponde juzgar a nada ni a nadie, sino simplemente,
ver claro. Es así como encontraréis, vosotros también, vuestro Femenino Sagrado
ahora. No se trata más que de un acto de co-creación consciente, pero un acto
de madre, porque sois a la vez, mis hijos, pero también mis padres,
responsables de cada Luz en la Tierra -que está en vosotros, os recuerdo.
Sed amantes, aunque os cueste y aunque se os escape.
No penséis nada más que en amar; todo lo demás se borrará, todo lo demás,
desaparecerá. No tratéis de comprender los pormenores y los condicionamientos;
estad en ese Amor sin causa y sin razón, hacia la naturaleza, hacia las flores,
hacia cada hermano, cada hermana, cada desconocido y hacia cada hermano o
hermana que os parece servir lo que es opuesto a la Luz, pero que, en última
instancia, sirven como vosotros a la Luz, aunque no lo veáis.
…Silencio…
Hijos míos, es la hora de la Verdad, la hora de lo
real. No es la hora de los engaños, de las ilusiones, de los fantasmas o de los
sueños; es la hora de la densidad de la Luz que os conduce a la Ligereza, donde
ninguna carga puede pesar, donde ninguna mentira puede alterar.
…Silencio…
Mi Presencia en este día, no está destinada a
abrevaros de palabras, ni a poneros en guardia, ni a preveniros, sino
simplemente a que viváis el Amor juntos, en el corazón de cada uno.
Ahora es el momento de alejaros, una gran parte, si
os es posible, de todo lo que concierne a este mundo, ya sea del espectáculo de
los que se oponen a la Luz y quieren manteneros en las redes de la Ilusión, ya
sea del espectáculo de las agitaciones, en diferentes naciones. La Luz os
invita y os invitará cada vez más intensamente, a ser vosotros mismos, a no
proyectar nada en este mundo y solamente emanar vuestra Luz, y a no esperar
nada más que ser lo que sois.
Es hora de ser verdaderos. No hay ninguna puerta de
salida hacia la mentira, solo hay una puerta de entrada a la Verdad. Dondequiera
que os volváis, no podréis escapar de la Verdad; dondequiera que estéis, no
podréis escapar a lo que sois en verdad.
Mi corazón de Madre, en este día, en la hora y en el
lugar en que me leáis o me escuchéis, recibiréis la misma bendición, la misma
Luz y el mismo Amor, porque este Amor no está condicionado ni por el tiempo ni
por el espacio, ni por la distancia, ni incluso por el error.
…Silencio…
Entonces, roguemos
juntos, cada uno de nosotros en la misma Unidad y en la misma Verdad.
…Silencio…
Dejad a vuestro corazón
arder de Amor: dejad que consuma lo que pueda quedar de sufrimientos, de
creencias o de ilusiones.
…Silencio…
Estoy con vosotros
ahora y siempre en la Eternidad.
…Silencio…
Callaré ahora mis
palabras y dejaré la palabra, en unos instantes, al Arcángel Mikaël. Él os
anunció que surcaría la tierra y sembraría las aguas; es hora de sembrar
vuestra tierra y vuestras aguas, realizando la fusión de los Éteres,
finalizando la activación de vuestro cuerpo de Êtreté, y la activación del vehículo
interdimensional, que aparece dentro incluso de la Ilusión concurriendo a poner
fin a sus velos ilusorios.
Bendigo a cada uno de
vosotros en este instante.
…Silencio…
Yo soy María, Reina de
los Cielos y de la Tierra.
…Silencio…
Y me uno a mi Hijo, me
uno a Cristo, para aportaros nuestra bendición común dentro de vuestros
corazones unidos, el del Hijo y el de su Madre, porque ahí está la perfección,
incluso todavía, dentro de este mundo, aunque eso sea ilusorio, porque ella es
el reflejo de la verdad de la Luz.
…Silencio…
Id en Paz.
…Silencio…
Vosotros sois la Paz.
Yo soy María, Reina de
los Cielos y de la Tierra, y os avisaré antes de volver a vosotros en otro
entorno.
…Silencio…
Estoy con vosotros
siempre. Has muy pronto.
***